El camino hacia la excelencia. La excelencia en Pívot

Hoy en día, son muchas las organizaciones que persiguen la excelencia. La pregunta es: ¿cómo la buscan?

Según observamos, la mayoría de las organizaciones buscan la excelencia en el corto plazo, con acciones muy concretas y mecánicas que los llevan a obtener buenos resultados rápidamente. Si con mejorar algunas acciones del proceso consiguen resultados rápidamente, ya consideran que están llegando a la excelencia. Lo importante no es el cómo, sino llegar al objetivo marcado; y cuanto antes mejor.

Igual de importante que llegar al objetivo es mantenerlo en el tiempo.

Creemos que la excelencia es un resultado mucho más complejo que el obtener números positivos con dos o tres mejoras en el corto plazo. La excelencia no es el resultado de algo, sino el camino que recorremos y las etapas que forman el trazado marcado.

¿Cómo trabajamos la excelencia desde Pívot?

En Pívot, tenemos una posición privilegiada para trabajarla, puesto que nuestro producto, los trabajadores temporales de nuestros clientes, son una parte fundamental de la base de la pirámide de las operaciones en una compañía.

A continuación, describimos las 3 etapas que hemos trazado desde nuestro servicio Pívot para recorrer con nuestros clientes este camino hacia la excelencia:

1. Compromiso de los trabajadores con la organización y la mejora continua. Es necesario que todas las personas de una organización estén comprometidas con la búsqueda de la excelencia. De nada vale que los altos mandos incluyan en la estrategia empresarial la búsqueda de la excelencia, si los niveles más bajos y operativos no están comprometidos con la organización. Estos últimos son más importantes aun, ya que son los que “hacen” el trabajo. Desde Pívot, realizamos proyectos para visibilizar cualitativa y cuantitativamente la importancia de cada una de las posiciones que cubrimos, de manera que “sean conscientes” del impacto que su trabajo genera en el cliente final.

La mejora continua tiene que estar presente en nuestro día a día y en cada uno de los procesos, hasta aquí genial. Pero lo importante es fomentar la curiosidad entre los empleados y “empujarlos” a que desarrollen un espíritu de “mejorar”. El cambio no puede depender de unos pocos, todas las partes de una compañía deben de estar pensando continuamente en como seguir mejorando en las parcelas sobre las que tienen influencia.

2. La implicación de los mandos intermedios. Son la figura imprescindible en la búsqueda de la excelencia, son el nexo entre los altos cargos y los empleados de campo. No concebimos un trabajo excelente sin que el mando intermedio se “haya dejado la piel” explicando y guiando a los equipos. En este sentido, en Pívot, el Project Leader es el encargado de “implicar” a los mandos intermedios en los proyectos de mejora desarrollados. Sin ellos, no es posible avanzar en la implementación de estos.

Lo importante es reforzar la idea del partnership. Tener un esquema férreo de valores que te permitan hacer partnership con socios que busquen también la mejora global de las personas que trabajan en la compañía. Esos clientes “valientes” para poner encima de la mesa las iniciativas de largo plazo.

3. La última etapa, y no por ello la menos importante. Esta etapa marca la diferencia en la búsqueda de la excelencia. Ser buena persona, y no nos referimos solamente a trabajar con valores tan importantes como el respeto, la transparencia y la responsabilidad. Nos referimos a ser buenas personas buscando el éxito de otros, desarrollando a compañeros, haciendo crecer al equipo. Esta es la gran diferencia a la hora de buscar la excelencia, una organización con personas que desarrollen y hagan crecer a otros compañeros tendrá unas probabilidades altísimas de triunfar.

Para terminar y como conclusión, destacamos que lo importante es conseguir resultados excelentes, pero no olvidemos que para conseguir resultados excelentes tenemos que impactar de forma positiva en la organización y en las personas que la forman.